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Los asuntos humanitarios son olvidados por el relativismo

Por Valentina Tarantelli, integrante Observatorio de Asuntos Humanitarios




Desde el inicio del siglo XXI las guerras se han multiplicado por África y Oriente Medio, aunque también encontramos países en guerra actualmente en Europa y Asia Central, por lo tanto, en los últimos años se ha presentado un auge de los asuntos humanitarios.

El interés por los "asuntos humanitarios" -al igual que el interés por los derechos humanos- parece indicar un movimiento progresista hacia una mayor atención por los individuos y su seguridad personal.

En efecto, la palabra "humanitario" ha pasado a asociarse con todo lo que es humano y positivo, como los derechos humanos, implica la ayuda a los necesitados. En el caso específico del humanitarismo, para distinguirlo de los derechos humanos, esta necesidad se refiere a la de las víctimas. La acción humanitaria puede implicar, por ejemplo, ayudar a víctimas de desastres naturales, como en las recientes operaciones en Centroamérica. Pero nuestro interés aquí es más específicamente la ayuda a las víctimas en situación de conflicto armado. Es importante recordar que el derecho internacional humanitario abarca las leyes de la guerra. Así pues, el humanitarismo en el que nos centramos aquí está específicamente relacionado con la violencia.

Y aquí comienza el objetivo del presente trabajo, entender cómo influye la corriente realista en los asuntos humanitarios. Sin la guerra no habría derecho humanitario; sin la guerra no habría un espacio humanitario, sin la guerra el realismo no podría reunir poder, sin la guerra el realismo no podría llegar a su objetivo.

¿Cuál es la relación entre este espacio humanitario y la guerra? Si aceptamos que la guerra y la violencia son extensiones de la política, entendemos entonces la descripción del realismo, quien define a la política externa e interna como políticas conflictivas.

Según la tradición realista, la política tiene que ser sucia. Decisiones como el bombardeo de Dresde con bombas incendiarias y las bombas atómicas lanzadas sobre Nagasaki e Hiroshima son ejemplos típicos de lo que deben hacer los políticos realistas.

Otro ejemplo claro es la postura que tenía Donal Trump (se caracterizaba como realista) quien construía muros y tenía un gran despliegue militar en las fronteras para evitar que grupos de cientos de inmigrantes, hombres, mujeres y niños, quienes desde Guatemala, El Salvador y Honduras caminaban cientos de kilómetros para alcanzar la frontera de Estados Unidos. Algunos pudieron atravesarla y a otros les ganó el ataque militar.

Cualquier acción política en este mundo bajo el realismo será tomada desde la perspectiva de reunir más poder ya que para ellos el objetivo principal es ese, acumular más poder, pero estas decisiones las toman sin tener en cuenta los daños que se pueden generar. Muchas veces toman la postura de Nicolás Maquiavelo y actúan bajo el dominio de razón de estado, con el fin de beneficiarse o con el fin de aumentar el poder para garantizar poder vivir.

De esta manera bajo el dominio del realismo se va dejando de lado la idea de la cooperación internacional, de la actuación en conjunto y de la solución de los problemas por la vía de la diplomacia y de la paz. Esto conlleva por otra parte, al aumento de interés por los asuntos humanitarios, debido a que las crisis y las guerras no cesan, ya que para ellos la diplomacia coercitiva es el mejor medio para conseguir el objetivo, y dentro de un estado no existen oposiciones internas.

Las organizaciones humanitarias no están equipadas para manejar crisis políticas como las guerras civiles o el colapso de gobiernos. Dada la falta de voluntad o de capacidad de órganos "políticos" como la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para enfrentar estas situaciones, entonces, quisiera proponer una reflexión... ¿Las políticas realistas son las causantes de un incremento de interés por los asuntos humanitarios? Yo considero que sí, además de ser una renuncia a la responsabilidad por parte de quienes están en el poder. Es decir, que en lugar de admitir que las guerras civiles o las irrupciones de violencia como las situaciones en la región africana de los Grandes Lagos, en Sudan, en Afganistán y en Chechenia son actividades muy políticas, estos levantamientos son catalogados como crisis humanitarias para evitar tomar decisiones difíciles sobre la acción y descomprimir responsabilidades.

En la última década se ha registrado el mayor número de personas desplazadas internamente por los conflictos y la violencia, y muchas de ellas se encuentran en un estado de desplazamiento prolongado. El hambre va en aumento y los conflictos son el principal factor de hambre aguda para 77 millones de personas en 22 países.

Ahora bien, para ir cerrando me gustaría hacer una reflexión, en este último tiempo ha despertado la búsqueda de un mundo mejor, el COVID ha logrado que las sociedades y las personas reflexionen y replanteen desde otro punto de vista que está pasando en el mundo, los jóvenes sobre todo somos los que luchamos por un mundo mejor, en esta búsqueda me gustaría pensar desde otra perspectiva, me gustaría pensar en que los estados pueden llegar a cumplir sus objetivos desde una mirada idealista menos agresiva.

Podría decir que parece casi una fantasía, pero las guerras pueden ser evitable y su frecuencia puede disminuir pensando a los estados como los principales actores internacionales por los cuales, y mediante ellos podemos llegar a negociaciones de paz, dejando de lado la diplomacia coercitiva y poniendo de manifiesto el control de la guerra por medio del derecho internacional y la diplomacia como instrumento de política exterior para evitar el uso de las fuerzas militares.

Cuando tratamos sobre asuntos humanitarios específicamente aquellos que se dan a raíz de conflictos armados donde está involucrada un gran número de población, incluyendo niños debemos pensar nuevos caminos, esos caminos que se dan mediante la paz, la cooperación internacional, confiar en la diplomacia y la mediación. Por decirlo de otra manera, tomar el camino del idealismo y abandonar el camino del realismo.


Bibliografía:

  • Morgenthau, Hans (1988) Política entre las Naciones. La lucha por el poder y la paz.Buenos Aires: GEL. Pp.11-37

  • Schiavon Uriegas, Jorge Alberto [et al.] (eds.) (2014) Teorías de Relaciones Internacionales.

  • Agencia de ONU, fundación ACNUR.

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Centro de Estudios de Política Internacional - UBA

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