Por Melina Morales Sumay, colaboradora del Observatorio de Política Internacional
Hablemos de #Nacionalismos: Desde el observatorio de Política Internacional, el eje de trabajo de Nacionalismos ha estado abordando el avance de la derecha nacionalista en diferentes países del mundo. El día de hoy, les traemos las reflexiones realizadas sobre Francia y les dejamos también un video en el que la autora de este artículo habla sobre el tema.
Introducción
Desde hace ya varios años, la derecha radical populista vive un auge electoral sin precedentes, con una orientación xenófoba, euroescéptica y autoritaria. Esta dinámica electoral tiene causas a la vez estructurales y coyunturales. Un primer factor, es la globalización económica y cultural, que se aceleró a partir de los años noventa, hasta el día de hoy, y del que la integración europea se convirtió finalmente en símbolo.
Al incrementar la competencia a nivel económico (apertura de las fronteras), cultural (migraciones y minorías étnicas) y político (nuevos actores transnacionales), ésta situación generó como resultado, ganadores –empresas y trabajadores cualificados– y perdedores –sectores hasta entonces protegidos, con mano de obra no calificada–. Esto obliga a partidos existentes a reconfigurarse en torno a este conjunto de factores, y por tanto, logra ofrecer una mirada atractiva hacia nuevas derechas populistas, xenófobas y euroescépticas, como lo es el Frente Nacional (FN) liderado por Marine Le Pen.
El segundo factor en el que se asientan los populismos, es la crisis de la democracia representativa. Para Peter Mair (2009 y 2013), esta crisis afecta a todas las democracias occidentales y es consecuencia de un creciente desfase entre las dos principales funciones atribuidas a los partidos políticos: representar, articulando las demandas del electorado; y gobernar, traduciéndolas en políticas públicas.
Sin embargo, es importante destacar que los partidos están cada vez más desconectados de su base social, tienen menos militantes y cuando gobiernan, se encuentran atados a restricciones externas. El resultado es entonces, una pérdida de la capacidad de reacción y responsabilidad, que habilita el camino a quiénes plantean nuevos desafíos en los extremos del espectro político.
En Francia, el año 1990, marcado por numerosos escándalos político-financieros y la votación de una ley de amnistía para los delitos cometidos antes de 1989, supone un punto de inflexión. Se da por entonces un sentimiento generalizado de que los dirigentes son más bien corruptos, y entre los electores del FN, estos niveles de desconfianza baten récords (Mayer, 2018). Muchos de ellos primero votaron a la derecha o a la izquierda, pero al no ver óptimos resultados ni cambio alguno, decidieron virar hacia la extrema derecha, redirigiendo su voto hacia Le Pen, con el objetivo de expresar su enojo y descontento hacia una élite dirigente que no supo atender las demandas de ciertos grupos sociales. Es decir, una suerte de “voto castigo”, que se vio reflejado en la elección presidencial del año 2017, ya que parte del electorado depositó su voto en este partido sin siquiera conocer el programa del Frente Nacional, sin adherir completamente, y hasta incluso sin desear que la líder del mismo gobierne.
Siguiendo la línea de análisis, podemos identificar entonces que este partido se presenta como defensor de los “perdedores de la globalización” frente a otros partidos de gobierno. El votante promedio del FN se compone mayoritariamente de grupos sociales dominados, quiénes se estiman también como descalificados, reprobados y relegados de los beneficios del mundo actual. Son personas de bajos recursos, del pueblo y con bajos niveles educativos, que se encuentran con una brecha social cada vez más aguda. En el mundo rural pobre, donde domina el voto a Le Pen, ya no hay correo, ni bares, ni médicos ni negocios. Las escuelas cierran, los trenes y colectivos ya no circulan y sobreviven a duras penas (Pelletier, 2017).
En relación a esta cuestión, es importante mencionar el papel de la migración dentro del programa político del Frente Nacional, y es que la líder tiene propuestas tan radicales que ha influido en el sector económico con sus ideas, al sugerir la posibilidad de sancionar económicamente a las empresas que contraten inmigrantes, sobre todo cuando se trate de aquellos que se encuentren en una situación de ilegalidad. Propone también que tan sólo puedan entrar 10.000 inmigrantes al año a Francia, todos bajo unas determinadas condiciones legales que ella propone con el objetivo de limitar la entrada a los mismos. En varias ocasiones, ha relacionado a los inmigrantes con terroristas, con la finalidad de mostrar una imagen negativa sobre ellos dentro de Francia. Le Pen ha hecho de la inmigración una cuestión clave al influenciar a otros partidos respecto al tema. No hay partido político francés que no incorpore medidas que afecten a la inmigración.
Actualidad política francesa
En la actualidad, el presidente Macron considera que el Brexit es el ejemplo de la crisis de una Europa que no supo satisfacer las exigencias de protección de los pueblos frente a los grandes cambios mundiales. Ante esta situación, planteó una batería de iniciativas divididas en tres bloques: libertad, protección y progreso, en las cuales presta especial atención a la defensa, la migración, cambio climático y la política comercial. "Debemos revisar el espacio Schengen: todos los que quieran participar en él deberán cumplir una serie de obligaciones de responsabilidad (control riguroso de fronteras) y solidaridad (una misma política de asilo con las mismas reglas de acogida y denegación)", esbozó el presidente francés.
Por otra parte, a la cuestión de la desconfianza sobre los dirigentes, los partidos políticos e instituciones de gobierno, se da también una coyuntura especialmente favorable a la derecha radical populista (Mayer, 2018). Los factores de coyuntura son:
● La recesión económica de 2008 que provocó un aumento del desempleo y las desigualdades, conjuntamente con una ampliación de la brecha entre gobernantes y gobernados.
● La afluencia de refugiados a Europa a partir de 2015 que reavivó el temor a una inmigración desmesurada y con controles débiles.
● La prolongada serie de atentados islamistas que afectan a Francia (y Europa en su totalidad) desde el año 2015, sembrando el miedo, y obligando a exigir orden y autoridad.
El terrorismo se situaba en el sexto lugar entre las preocupaciones de los franceses en 2013, en cuarto en 2014, en tercer lugar a principios de 2015, en segundo en 2016 y, desde 2017 hasta hoy, se sitúa a la cabeza, superando al desempleo.
● Por último, la victoria del Brexit en junio de 2016 afianzó a los partidos populistas y antiglobalización con el discurso de abandonar la Unión Europea. Aunque esta cuestión tuvo un giro en el 2019 durante las elecciones europeas, cuando Le Pen modificó su discurso antieuropeista, por otro cuya finalidad es llevar a cabo una reforma a nivel interno de las instituciones de la Unión Europea.
Si bien, todos estos elementos generan un contexto político favorable a la derecha radical populista, los mismos, no actúan de manera mecánica. Éstos dependen en gran parte de los recursos de los que estos sectores disponen para llevar adelante herramientas de liderazgo y organización eficaces.
Liderazgo de Marine Le Pen: la mujer fuerte de la política francesa
Una vez que Marine Le Pen comenzó su liderazgo dentro del partido, la misma propuso llevar a cabo una serie de estrategias con el fin de llegar al poder.
Su primer objetivo por aquel entonces, fue la “desdemonización” del FN al pretender cambiar la imagen del partido, demostrando que no es ni racista, ni antisemita y generando un quiebre con la extrema derecha que encabezó su padre, Jean-Marie Le Pen, con el que se encuentra en conflicto judicial.
En segundo lugar, atacar el “fundamentalismo islámico” fue y es actualmente otra forma de intentar revalorizar la imagen del partido, permitiéndole mostrarse como defensora de los derechos y libertades democráticas contra un radicalismo que haría temblar los cimientos sobre los cuales se apoyan los derechos de las mujeres, los homosexuales y judíos, y sería contraria a la laicidad del país galo. Esto le permite también a la líder francesa tener una popularidad y grado de aceptación mayor que la que tuvo su padre.
El tercer eje de entre los objetivos de Le Pen, consistió en diversificar a su electorado. En este punto se dirige, en parte, hacia las potenciales víctimas del fundamentalismo islámico, particularmente a los judíos.
Pero también encauza su propósito hacia el electorado homosexual, mostrando entre las filas de su partido la figura de Florian Philippot, Vicepresidente del Frente Nacional, y quién afirma ser parte de la comunidad LGBT+. Asimismo, se ve ayudada por el hecho de que el cofundador de GayLib, asociación de defensa de los derechos LGBT+, mostró su adhesión al FN.
Pero por sobre todo, pretende ganar la batalla conquistando al electorado femenino, al mostrarse la misma Marine Le Pen como una mujer moderna, que dice entender los motivos que llevan a una mujer a abortar y reinvindicando su figura como “cuasifeminista”.
Además de estas características, podemos agregar que también se muestra como “la candidata del pueblo” en contra de la “oligarquía” y la globalización. Su programa político se enfoca en la lucha contra la precariedad laboral; la igualdad salarial, la lucha contra el islamismo que reducen las libertades fundamentales, entre otros aspectos. Podemos alegar que es en gran parte la inseguridad económica y la competencia exacerbada, las que no cesan de alimentar los votos al partido de Le Pen. Esto se da, en parte, como producto de las consecuencias por la aparición de las “modernizaciones liberales”, mediante las cuales, determinados grupos sociales se ven perjudicados.
Actualmente, como mencionamos antes, el Frente Nacional ha modificado algunos aspectos de su partido y su programa político, comenzando con el giro de 180 grados que dio al cambiar el nombre del mismo por uno nuevo, “Reagrupamiento Nacional”, con el objetivo de desprenderse de su mala imagen entre el pueblo francés, y del legado de su padre, Jean-Marie Le Pen.
Estos cambios responden en gran parte a los resultados electorales obtenidos durante las últimas elecciones presidenciales, en la cual la líder del partido no logró reunir el suficiente caudal de votos (33,9%) para alcanzar la presidencia durante la segunda vuelta contra el actual presidente, Emmanuel Macron (66,1%).
Luego de este fracaso, Le Pen dio cuenta que la idea de abandonar la Unión Europea y el euro habían sido uno de los motivos por los cuáles no había logrado superar el 33,9 % de los votos, causando ansiedad en parte de su electorado con esta medida. La ultraderecha francesa lo vio como un factor de bloqueo para atraer tanto a los electores de derecha como también a los jóvenes, y es justamente en estos sectores en donde necesita ganar adherentes.
El director del Observatorio de las Radicalidades Políticas afirmó que los jóvenes son los particularmente escépticos a la idea de volver a una moneda nacional, ya que es una época que no han conocido. En cambio, una persona de 75/80 años conoce lo que fue el franco y como era la situación económica de entonces.
A raíz de ello, el partido dio un giro tal que ya no propone la salida de la U.E., sino su reforma interna. “Somos los verdaderos europeos […] hay que salvar a Europa de la Unión que la destruye”, fueron las palabras que la líder de la extrema derecha utilizó en abril de 2019 en Estrasburgo, para presentar las propuestas de su partido respecto a Europa, de cara a las elecciones europeas de finales de mayo.
Estas palabras en boca de Le Pen pueden resultar realmente confusas y sorpresivas para un electorado francés que siempre vio una ferviente defensa por parte del mismo de lo estrictamente nacional, abogando en consecuencia por la salida del país de la unión supranacional, entre una de las tantas propuestas.
Otro motivo por el cual se dio un cambio de discurso fue el efecto que tuvo el Brexit en Europa. La salida del Reino Unido, que tanto se demora y está teniendo un coste económico muy alto para los británicos, también ha provocado un efecto reticente en los electores de los demás países, y a su vez ha influido fuertemente en la estrategia de partidos eurófobos.
Por su parte, Emiliano Grossman, profesor de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad Sciences Po, afirma: “Pienso que el Brexit finalmente, por como expone la incapacidad de cierta parte de la clase política británica, paradójicamente está fortaleciendo la Unión Europea". Y es que si vamos al plano europeo, podemos ver cómo esto realmente ha sucedido entre los distintos partidos conocidos como “euroescépticos” y “antieuropeos. Buscan de cierta manera liberarse de estas etiquetas y hacer que sus respectivos países no sufran el coste político y económico de una salida de esta envergadura. Pero por sobre todo, aunque algunos de estos partidos no hayan alcanzado la presidencia, como lo es el caso de Francia con Le Pen, varios han tenido un significativo caudal de votos que hizo activar la alerta en toda Europa, inclusive hasta el día de hoy.
Por otra parte, el aire renovador del Frente Nacional no ha sido bien aceptado por todos los miembros. De hecho, se puede ver un clima de tensión intrapartidaria, ya que se generó una división en torno a la cuestión de pregonar o no por la reforma de las instituciones europeas, en vez de una salida de la Unión.
Medidas de Francia frente al COVID-19
-El 14 de febrero, Francia registró su primera defunción a causa del nuevo coronavirus, tratándose de un turista chino de 80 años. Para este entonces, el país galo mostraba cifras bajas de contagios.
-El 27 de febrero, el presidente Emmanuel Macron, se pronunció al respecto prometiendo actuar frente a este nuevo enemigo invisible.
-Para el 14 de marzo, el Primer Ministro, Edouard Philippe, anunció el cierre de restaurantes, cafés, comercios, colegios y clubes nocturnos.
Una de las primeras medidas adoptadas fue repartir 15 millones de mascarillas a todas las farmacias del país, y a su vez también preparar el sistema sanitario para enfrentar el ascenso de la curva. Asimismo, el país estuvo en cuarentena total desde el 17 de marzo hasta el 11 de mayo, momento en el cual comenzó el “desconfinamiento” progresivo. Ello implicó que los franceses pudiesen salir libremente a la calle sin solicitar los permisos a las autoridades. Lugares como cafés, colegios y restaurantes volvieron a abrir sus puertas en algunas regiones, pero esto no implicó el retorno a la normalidad. El desconfinamiento se dividió en dos colores: rojo y verde. Las zonas con alerta roja, no podían reabrir escuelas secundarias, restaurantes y cafés hasta inicios de junio.
Actualmente la situación en el país respecto al COVID-19 ha visto mejoras, para lo cual, el presidente francés anunció el fin del confinamiento desde el 15 de junio. Desde este día, los cafés y restaurantes de todo el país abrieron sus puertas.
Toda Francia pasó a ser “zona verde” desde esta fecha, habilitando también a los ciudadanos franceses a viajar a otros países tanto de la Unión Europea como también fuera del continente, siempre y cuando el país de destino haya logrado controlar la pandemia.
Respecto a las clases, las mismas se reanudarán desde el 22 de junio y la única restricción que permanecerá vigente será la prohibición de reuniones de más de 10 personas.
Por otra parte, la candidata declarada para las elecciones del 2022, Marine Le Pen, ha criticado fuertemente el desempeño de Macron y su equipo frente a la pandemia, alegando que el Ejecutivo ha mentido sobre absolutamente todo, desde el nivel de debilidad del Estado, las máscaras, la preparación del país, y además también de ser proveedor de fake news. Pero así todo, Le Pen no consigue aún ampliar su base de electores, y los sondeos realizados no muestran números a su favor.
Referencias Bibliográficas:
-Calderón, D., De Castro, P., González-Páramo, Moreno, D., Morillo, J., Ntutumu, F., & Sanchíz, C. en Fundación porCausa, I. S. “Antinmigración. El auge de la xenofobia populista en Europa”. 2018.
-Mayer, N. (2018). El auge de la extrema derecha en Europa: el caso del frente nacional en Francia. Anuario internacional CIDOB, 241-249.
-Pelletier, W. (2017). Guerra de pobres contra los más pobres. Le Monde diplomatique en español, (216), 26.
-De Miguel, B. (2018). Los eurófobos renuncian a irse de la UE, quieren dominarla. El país.
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