Por Damián Gariglio, Coordinador del Observatorio de Defensa y Seguridad
Cuando sobrevienen crisis coyunturales de dimensiones inusitadas como la que estamos viviendo, todos los escenarios posibles parecieran tomar lugar ante un futuro incierto. La mayoría de los analistas argumentan que estamos ante el advenimiento de un mundo completamente diferente al que conocíamos.
Algunos de estos análisis se centran en un inminente cambio del orden mundial liderado por China y la consecuente declinación del poder de los Estados Unidos. Otros ponen como eje de análisis si las democracias o los regímenes autoritarios son los más aptos para combatir una pandemia que pone en jaque las capacidades de todos los Estados por igual. También se especula con una vuelta al orden mundial liberal de posguerra bajo la tutela norteamericana. Y por último, se vuelve a poner en tela de juicio el rol de la globalización y la consecuente redefinición de las pautas bajos las que tomara lugar la cooperación mundial.
La incertidumbre es generadora de altos grados de ansiedad y juicios de valor apresurados. Son apreciaciones hechas en un contexto de crisis donde lo correcto es hacer una pausa y realizar una evaluación adecuada de los acontecimientos que ya venían tomando lugar en los últimos tiempos.
¿Es el Covid-19 un punto de inflexión?
Al asumir funciones en el año 2017, el presidente Trump salió a atacar con virulencia la gran estrategia de post guerra basada en la denominada ¨hegemonía liberal¨. Una estrategia bajo la cual Estados Unidos supo erigir su poder mundial con base en las instituciones multilaterales y en el libre mercado como forma de exportar la democracia. En palabras de John Ikenberry, ¨era una hegemonía altamente institucionalizada y legitimada. [1]
La política exterior implementada por la nueva administración definida en su momento como el nuevo ¨orden iliberal¨ vino a cuestionar solo algunos aspectos de esa gran estrategia a la que demócratas y republicanos por igual estaban habituados. Es un ejercicio de ¨contención¨ donde los Estados Unidos aun busca mantener su superioridad económica y militar pero renunciando a exportar sus valores democráticos. [2]
Como podemos ver, la falta de liderazgo que se le cuestiona actualmente a Norteamérica precede a la irrupción del Covid-19 y pareciera ser un fenómeno estructural que viene aconteciendo desde hace tiempo y de forma gradual. La ausencia de una respuesta concertada al momento de hacerle frente al virus y sus efectos en la economía mundial es un claro ejemplo de algo que se expresa como mera continuación de lo anterior.
Si vamos más atrás en el tiempo, Fareed Zakaria ya hablaba de un Mundo Post americano. El ¨ascenso del resto¨ se centraba en la difusión de poder desde los Estados hacia otros actores no estatales. En un nivel político militar los Estados Unidos seguían ocupando el lugar de superpotencia. Pero en otras dimensiones como la industrial, financiera, educacional, social y cultural, la distribución del poder estaba moviéndose lejos de la dominación Americana. Un mundo definido y dirigido desde varios lugares y por muchas personas y actores diferentes. [3]
No por nada la doctrina de Obama dio en llamarse ¨Leading from behind¨. Una política exterior basada en mantenerse en un segundo plano y mirando en perspectiva lo que está ocurriendo en el escenario principal de la política internacional. Calificada como moderada, esta política se centró en un ejercicio del ¨soft power¨ y la no intervención militarista usual de los Estados Unidos. [4]
De esta manera, el ejercicio de la ¨contención¨ ya venía implementándose escalonadamente dejando un vacío de poder que sería llenado por hegemonías regionales como la de Rusia y China.
La Pandemia como alteradora del balance de poder entre EE.UU y China.
Mucho se habla del presente contexto como la oportunidad que tiene China para alterar el balance de poder como nueva potencia que rija el nuevo orden mundial post covid-19.
Sí, es verdad que la actual coyuntura pone en el centro de escena los liderazgos de ambos países. Serán los líderes quienes tendrán que lidiar de forma exitosa ante una crisis sin precedentes, y la confianza en su poder de mando y actitud ante la incertidumbre serán factores determinantes al momento de enfrentar este gran desafío.
Aun así, la falta de interés por parte de los Estados Unidos por mantener su rol tradicional de líder no significa una disminución en sus capacidades de poder relativo. Los temores de una toma de poder a manos de China a un nivel global son ampliamente exagerados dado que al final de la crisis deberá dar explicaciones por la falta de manejo inicial ante el brote del virus. Muchas son las presiones que ya está teniendo incluso ante esta etapa temprana de la crisis.
China utilizará la presente experiencia como una oportunidad de adaptarse y aprender de sus errores para llevar a cabo los cambios necesarios del caso. Pero de ahí a pensar que estaba en sus cálculos ganar una ventaja sobre la desgracia ajena es una lectura equivocada. La pregunta que se plantea ante este escenario es si los Estados Unidos harán lo mismo en cuanto a la implementación de reformas y mejoras. [5]
Esto último nos lleva a un nivel de análisis donde se debate cuál de los dos regímenes es el más apto para darle respuesta a la presente crisis. Una línea divisoria donde coloca a las autocracias por un lado y a las democracias por el otro parece ser una dicotomía bastante errada al momento de abordar el problema en sí. Habrá algunas autocracias que tendrán buenos resultados y otras que no tanto o más que los sistemas democráticos. El factor determinante en este desempeño no será el tipo de régimen sino las capacidades de los Estados y la confianza en sus respectivos gobiernos. [6]
¿Es posible una vuelta al orden liberal de postguerra?
Una reacción natural de mucho de los analistas es volver a lo viejo y conocido. O sea, restaurar los principios del orden mundial liberal como respuesta a las necesidades imperiosas del momento como única forma de lograr un programa de acción mancomunada y de colaboración a un nivel global. [7]
El discurso de Xi Jinping en la cumbre de líderes del G20 fue en la misma dirección al solicitar una acción conjunta y articulada de todas las naciones del mundo. Fue un llamado a restaurar el orden multilateral de libre comercio al mismo tiempo que demandaba el recorte de tarifas, la remoción de barreras y el flujo del comercio sin restricciones. Una declaración en línea con las anteriores demandas de China en un contexto de guerras comerciales y la búsqueda de restaurar la confianza para lograr la recuperación de la economía global. [8]
Por supuesto que la globalización y la interdependencia entre los continentes no dejaran de existir. Si, algunos aspectos de la globalización económica como el comercio se verán limitadas pero no así los flujos financieros de dinero.
Esto nos hace suponer que la pandemia en sí no cambiará la geopolítica del orden mundial existente. Lo que sí parece estar reafirmando es un efecto acelerador de las tendencias que ya se venían dando. La consolidación de los populismos nacionalistas y las políticas migratorias restrictivas son una señal clara que atenta contra la cooperación extendida, las alianzas y las instituciones internacionales.
Con el papel reducido de los Estados Unidos en el mundo actual pocas posibilidades hay de que se pueda reconstruir el orden de posguerra. Incluso, si toma lugar un cambio de signo político a manos de un gobierno demócrata, el rol de líder internacional a manos de Norteamérica es poco probable. Y, tampoco otras potencias regionales como China parecen tener el deseo de ocupar ese espacio en el corto o mediano plazo.
El poder, hoy en día, pareciera estar distribuido de una forma tal que las políticas de consenso son mucho más difíciles de alcanzar, por lo que el advenimiento de un orden post pandemia no traerá aparejado grandes cambios. Si será una transición parcial, frágil y escalonada hacia la economía venidera donde una estrategia de testeos masivos para contener al virus tomara lugar. Pero el mundo que nos espera no será muy diferente al orden internacional imperante al que las noticias nos tenían acostumbrados.
Referencias bibliográficas:
[1] Ikenberry, J. (1998). Institutions, Strategic Restraint, and the Persistence of American Postwar Order. International Security.
[2] Posen, B. (2018). The Rise of Illiberal Hegemony: Trump's Surprising Grand Strategy. Foreign Affairs.
[3] Zakaria, F. (2008). The Post American World. W. W. Norton & Company.
[4] Branda, O. E. (2018). Changes in the American Foreign Policy: From Obama to Trump.
[5] Thornton, S. (2020). Fears of a Chinese Global Takeover are Greatly Exaggerated. BARRON´S.
[6] Fukuyama, F. (2020). The Thing that Determines a Country´s Resistance to the Coronavirus. The Atlantic.
[7] Kissinger, H. (3 de Abril de 2020). The Coronavirus Pandemic Will Forever Alter the World Order. The Wall Street Journal.
[8] Xinhua News. (26 de Marzo de 2020). Full text of Xi´s remarks at Extraordinary G20 Leader´s Summit. Pekin.
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