Por Bernardo Dall Ongaro, Mg. Administración y Políticas Públicas (UdeSA). Miembro del Observatorio de Política Internacional
La seguridad nuclear constituye un eje de debate en el marco de la guerra en Ucrania y de la configuración del sistema de alianzas resultante de dicho conflicto internacional. En el mes de abril, dos decisiones puntuales de Rusia y China merecen especial atención.
En primer lugar, Rusia dejaría de suministrar a la central nuclear de Zaporiyia (situada en Ucrania y bajo control de Rusia) con los combustibles nucleares provistos por la empresa norteamericana Westinghouse. La mayoría de los reactores de potencia emplazados en esta central utilizan combustible provisto por los Estados Unidos, en su reemplazo, dichos reactores comenzarían a utilizar combustible y tecnología nuclear propia de Rusia. En segundo lugar, la empresa Rosatom y la Autoridad de Energía Atómica de China firmaron un acuerdo para reforzar la cooperación bilateral sobre el sector nuclear. China se encontraría en proceso de construcción y puesta en funcionamiento de un nuevo reactor, denominado reproductor rápido. Este tipo de reactor tiene la particularidad de fabricar plutonio, uno de los materiales necesarios para la construcción de armas nucleares. El uranio altamente enriquecido para el funcionamiento de dicho reactor, sería suministrado por Rusia vía Rosatom.
Tres observaciones a partir de lo anteriormente detallado y del actual desarrollo del conflicto:
1° Rusia tendría interés en ser percibido como autosuficiente y consolidarse como proveedor de materiales y tecnologías en el “mercado nuclear” internacional. Esto perjudicaría los intereses comerciales de Estados Unidos, ya que podría alterar el status quo al reducir su competitividad al interior del grupo de proveedores nucleares (NSG). Es pertinente recordar que Zaporiyia es la central nuclear más grande de Europa.
2° El control de Rusia sobre Zaporiyia amenazaría la soberanía de Estados Unidos, ya que le podría permitir acceder a secretos tecnológicos norteamericanos. El conocimiento científico para el desarrollo de tecnología nuclear resulta un área sensible, de sumo secreto y resguardo de la soberanía nacional. Rusia tendría acceso a bases de datos y software de origen norteamericano, lo que representa un riesgo en términos de seguridad de la información.
3° El refuerzo de la cooperación Rusia – China sería un movimiento estratégico con fines disuasorios, que tiene por objetivo reforzar la seguridad de cada uno de ellos. Rusia ya ha implementado la disuasión nuclear y China proyectaría consolidarse como potencia nuclear a nivel global, a la par de los Estados Unidos y Rusia. Esto podría conducir a la configuración de un nuevo equilibrio de poder internacional en materia nuclear.
Águilas, osos y dragones se enfrentan a un dilema de seguridad nuclear. Sus decisiones políticas en este campo conducen a que, en un contexto de incertidumbre y desconfianza mutua, el otro Estado lo perciba como amenazante y reaccione de manera similar. Esto catalizaría las tensiones diplomáticas ya existentes entre los animales, llevando a una paradoja: en búsqueda de mayor seguridad, se genera un incremento de la tensión interestatal que los torna aún más inseguros.
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